Trista sonrió tristemente mientras hablaba. El maná que impregnaba al mundo había desaparecido. La gente perdió la capacidad de oír susurros en el agua, los aullidos del fuego… Y nadie volvería a oír la canción del viento. Al final no pude mantener mi promesa a mi madre. Pero dijó que la cálida y tierna luz en el aire era padre… Y sonrió, mirando al cielo azul. Lo juro....Incluso sin mi báculo, como sabio de la luz, protegeré este cielo tan azul. Por fin lo he comprendido, en la lucha contra Diva del crepúsculo… el exceso de poder nunca hará feliz a nadie. Lo siento… maestra.